Grado

Alcaldía: D. José Luis Trabanco González
Capital: Grado
Domicilio Social: Alonso de Grado, 3 33820 GRADO
Población Año 2022: 9.598 habitantes.
Teléfono: 985750068
Fax: 985752610
Página Webwww.ayto-grado.es

grado

Es un municipio situado en la zona central de Asturias. Está limitado al norte por Candamo y las Regueras, al este con Proaza, Santo Adriano y Oviedo, al sur con Teverga y Yermes y Tameza y al oeste con Belmonte de Miranda y Salas. Tiene una extensión de 221,6 kilómetros cuadrados.

Sus principales núcleos de población son por orden de habitantes: la villa de Grado, Peñaflor, Castañedo, Fuejo, Bayo, La Mata, Acebedo, Sama de Grado y Llantrales. Se encuentra a una distancia de la capital del Principado de 26 kilómetros y su principal vía de comunicación son la autopista A-63 y la carretera N-634, que cruza el concejo de este a oeste pasando por el centro de la villa.

Es un concejo bastante accidentado con unas alturas máximas que van desde los 1.450 metros del Pico Berza, hasta la mínima del río Nalón, otros picos importantes a destacar son Lloural, el Caldoveiro y la sierra del Pedrosio.

La mayor parte de la población se concentra en las fértiles vegas del Nalón y del Cubia. Sus manchas arbóreas están integradas por especies autónomas como el roble, el haya y abedul. Entre su fauna destacan el jabalí, el venado, los urogallos incluso algún oso pardo. Son importantes sus ferias ganaderas así como su importante mercado dominical.

Es la villa de Grado, tiene más de la mitad de población del concejo, que reciben el nombre de «moscones/as». En ella se concentra todas las actividades del sector servicios.

Su estructura ha tenido un continuo crecimiento, así si en el casco antiguo predominan las casa de dos y tres pisos, en la parte nueva que es el eje de la carretera, hay bloques más modernos de varios pisos.

Su villa tiene un gran patrimonio artístico, destacando la casa del Marqués de la Vega de Anzo, la capilla de San Pelayo, el palacio Miranda-Valdecarzana, la capilla de los Dolores, el Ayuntamiento, casa los Arcos y la iglesia parroquial de San Pedro.

Este concejo tenía a principios del siglo XX, una población de 17.296 habitantes, dando ya en su censo de 1996 una población de 12.047. Esta pérdida no fue durante toda la centuria, fue a partir de 1950, cuando empezó a perder población. Este éxodo coincide con el que hubo en toda Asturias de la población rural, pero con una diferencia aquí, ya que aunque su población se traslada a las ciudades del centro asturiano, también se dirige a la propia capital del concejo.

Traducido al campo económico nos da que el sector servicios está en casi su totalidad en Grado capital. El sector secundario da empleo casi exclusivamente en las edificaciones de obras públicas. Mientras que el sector primario queda relegado al segundo término con una pujante huerta.

Su pirámide de edad muestra un progresivo envejecimiento, siendo las personas con más de 60 años la población mayoritaria y las menores de 20 la minoritaria.

En el momento actual la población se encuentra en un reparto completamente diferente, así la mayor parte de la población se concentra en la capital y en las parroquias situadas en la parte norte, las más próximas a la carretera N-634. Por el contrario, se despueblan las emplazadas en torno al valle de Cubia y sus afluentes, quedando totalmente deshabitada la de Santo Adriano del Monte.

Se mantiene a pesar de ello, una pujante huerta que lleva sus productos al mercado de la villa y a otros más lejanos, y una importante cabaña ganadera, con más de nueve mil cabezas, de las que más de cuatro mil son de raza asturiana. También hay que destacar que gran parte de la agricultura es de carácter autosuficiente y ha sido reemplazada por la ganadería vacuna. De tres o cuatro vacas por casa, que era lo habitual en la economía antigua se pasa a un número mucho mayor, que en los últimos tiempos tiende a incrementarse. En un primer momento se encaminó a la producción lechera, con la introducción de vacas raza frisonas, y en la actualidad se tiende a potenciar la vaca de raza asturiana, la vaca roxa que a su gran capacidad cárnica une una rusticidad que se basa en su adaptación a las condiciones ambientales.

Hay pocos restos, los más antiguos son restos tumulares de la edad de Bronce y otros pocos recintos castreños que son simples peñascos fortificados, y que es el testimonio que dejó la Edad de Hierro.

De su época romana, igual que hubo importantes restos romanos en los concejos próximos aquí no ha llegado ningún resto. Esto, en parte es debido a que la demarcación que tiene actualmente el concejo no tendría nada que ver con la configuración territorial de aquella época.

Sí tenemos restos de su poder feudal como son las torres fortificadas de Villanueva, Báscones y la torre de Coalla. Es en la alta Edad Media, cuando nos llega una gran cantidad de documentación. Lo que sí esta claro es que en aquella época lo que entendemos por Grado, no constituía una unidad ya que había tres demarcaciones muy diferenciadas: Pramaro, Salcedo y Bayo o Grado.

No sería hasta el siglo XIII, cuando se constituya la puebla que engloba las tres unidades y además a Candamo. La nueva villa recibirá el nombre de uno de los territorios. El concejo y la Mitra ovetense llegaran a un acuerdo en el reparto de rentas. La villa se instala en un lugar rico y frecuentado en las rutas del camino de Santiago, siendo por tanto una villa típica del camino, con calle central y las casas a los laterales. La villa tenía muralla y foso, consiguió un gran desarrollo siendo una de las más importantes de Asturias. Fue una villa muy activa hermanándose con diferentes concejos y regiones próximas.

En el siglo XIV, Grado no podrá quedar fuera de la influencia de los grandes señoríos, ya que fue parte de las tierras del conde Alfonso, bastardo de Enrique II y pasando un siglo más tarde a la familia Quiñones. No conseguirá su autonomía hasta finales del siglo XV, Aunque el ayuntamiento acabó cayendo en manos nobiliarias, esto fue debido a que en la junta concejil cada vez era más influyente la aristocracia que acabaría llevando el monopolio hasta el XVIII, con una gran oposición vecinal.

En el siglo XVI, con la desamortización eclesiástica de Felipe II, algunas jurisdicciones señoriales cambiaron de manos, así el coto de Peñaflor fue redimido por sus habitantes, el coto de Prianes pasa por comprar a la casa de Dasmarinas, como muchos más que fueron cambiando de manos.

Fue en el siglo XVIII, cuando las gentes de Grado ofrecieron al rey una cantidad a cambio de que pudieran elegir sus cargos concejales, ya que estaban usurpados por unas familias durante varios siglos. Será la Audiencia de Oviedo la que fallará en contra del monopolio de estas familias en 1.774 y la Cancillería lo confirmara en 1.783. Pero aun así, seguirá habiendo numerosos cotos en esta zona, lo que indica que estarán fuera de la jurisdicción ordinaria, ya que están bajo la autoridad de su señor. En esta época tenemos todavía los siguientes cotos: el coto de La Marta, el coto de Peñaflor, el coto de San Juan de Leñapañada, el coto de Cabruñana, etc.

El siglo XIX, tuvo numerosos acontecimientos. La guerra de la Independencia presenta en el concejo un especial protagonismo, creándose un regimiento con mozos del lugar que lleva el nombre del concejo y luchan lejos de su territorio. Su villa fue invadida por cuatro veces y esto tuvo fatales consecuencias en su patrimonio artístico. Las principales luchas del principado tuvieron lugar en el desfiladero de Peñaflor, lugar que también tuvo importancia en la guerra Carlista. Su configuración administrativa experimenta grandes cambios y Grado tendrá a finales de este siglo la misma configuración de nuestros días. Así Candamo, que estaba integrado en Grado, intenta su separación que lograra a finales del siglo. También en este siglo se incorporan a su jurisdicción cotos señoriales como los de Peñaflor, San Juan de Lapañada, Priañes, etc.

A partir de la mitad del siglo XX, Grado se ha especializado en una ganadería de tipo lácteo con el abandono de sus zonas agrícolas y con una escasa industrialización.

Apenas conserva restos medievales exceptuando algunos fragmentos de la muralla. Si tiene una buena edificación del siglo XIX. Entre las que destacaremos:

La capilla de los Dolores es Monumento Histórico Artístico, está realizada en sillares de planta rectangular y dividida en tres tramos, el delantero más alto y con cúpula sobre pechinas, los otros dos con bóveda de medio punto. Su exterior se caracteriza por sus elevados contrafuertes. También su puerta con arco de medio punto franqueado por pilastras, sobre la puerta hay una hornacina enmarcada por columnas.

El palacio de Miranda es Monumento Histórico Artístico, su estructura primera es de origen medieval, pero con una gran reforma del siglo XVIII. Es un edificio de tres plantas, la entrada está en el centro de la fachada que da acceso a una escalera monumental, donde hay un patio con columnas octogonales, repartiendo sus dependencias alrededor del patio.

La iglesia parroquial de 1.890, es un templo de grandes dimensiones, con elementos neorrománicos. De planta rectangular con cabecera cuadrada y tres capillas. Su fachada principal está marcada por dos torres.

El Chalet del Campo o El Capitolio, su estructura es de dos plantas con grandes ventanas y una torre de cuatro plantas. Su entrada principal con pórtico jónico y escalera de acceso, la casa se completa con un maravilloso jardín.

La casa de la familia Casares, con dos pisos y planta rectangular. Destaca su tratamiento de las ventanas que mezcla diferentes vanos como son miradores acristalados, balcones con repisa saliente o en haz con antepecho de hierro.

La iglesia de San Martín, de Gurulles, de nave única con cabecera semicircular. Su portada principal es de tres arquivoltas de medio punto sobre columnas.

La torre Villanueva a la que se agrupa por un lado un cuerpo rectangular. La torre es cuadrada y de gran altura con cinco pisos con saeteras y matacanes. Es Monumento Histórico Artístico.

La casa de la Obispalía en Peñaflor, sobre la puerta está el escudo con timbre eclesiástico, mezcla de estilo popular y culto.

El palacio de Díaz Miranda, de dos plantas y abuhardillado. La portada es adintelada, con el escudo familiar. El conjunto se completa con una capilla.

El palacio de Agüera, del siglo XVIII, con planta rectangular y un piso. Está hecho en mampostería y sillar, éste para enmarque de vanos y esquinas. La pequeña capilla está separada.

Entre sus fiestas destacan.

En julio, el primer domingo San Pelayo, el día 25 Santiago y el día 26 Santa Ana.

En septiembre, el día 28 la Virgen del Fresno.

Algo que hay que destacar en este concejo son sus ferias y mercados, el domingo siguiente a Pascua la Flor Primera y el domingo de Pentecostés la Flor Segunda.

En septiembre, el día 7 la Feria de los Prados, el día 20 la Caída, el día 28 la de San Simón que se especializa en caballos. Todos los miércoles y domingos tienen un importante mercado semanal.

Este concejo utiliza escudo, aunque nunca ha sido legalizado ni la Corporación Local lo ha adoptado. Tal como lo representa no puede considerarse un escudo heráldico, pues viola la ley heráldica que prohíbe poner color sobre color.

Su escudo es:

Un pino, con cuatro lanzas con hierros de plata puestas en situación de barra, alrededor del tronco una serpiente con la cabeza al lado diestro y al lado siniestro posado sobre una rama un cuervo de sable.

 Al timbre un yelmo de hidalgo.

Hubo varias variantes, una muy utilizada es un escudo cortado y partido, con diferentes variaciones sobre el anterior ya que se añaden dos cuarteles más. Un cuartel partido con la Cruz de los Ángeles y el otro cuartel partido con serpientes.

Gran ATLAS del Principado de Asturias.
Ediciones: Nobel S.A.

Asturias a través de sus concejos.
Ediciones: Prensa Asturiana S.A.

Heráldica Institucional y Vexilología del Principado de Asturias.
Autor: Eduardo Panizo Gómez.
Ediciones: Principado de Asturias.


.